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Madre y torpe ¿qué puede salir mal?

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    Lo prometido es deuda y os traigo mis tips o trucos de madre torpe que me ayudan a organizar un poco la semana, ahorrándome tiempo y quebraderos de cabeza.

    Ya sabéis que soy un poco desastre (vale,bastante) y me cuesta mucho organizarme. Si sumamos el trabajo, la casa y los niños con todo su pack incluído (cole, deberes, actividades extraescolares...) es normal que nos sintamos habitualmente desbordadas y cualquier pequeña ayuda para facilitarnos el día a día será bienvenida.

    Ya os dije que en mis posts no encontraréis la solución universal a todos vuestros problemas pero sí eses tres o cuatro consejitos que a mí me funcionan y creo que os podría resultar útiles.


    ¿Cómo organizo la ropa de mis hijos para toda la semana?


    Las que tengáis cole con uniforme podéis saltaros este paso, suertudas. O puede que la forma de organización que utilizo os resulte interesante.
    Cuando la pequeña comenzó el cole, el tema de preparar la ropa todos los día me empezaba a superar un poco. A veces, con la vorágine diaria, se me despistaba alguna prenda o directamente se me olvidaba dejarla lista para la mañana siguiente.
    Pensé que sería más práctico aprovechar el fin de semana con su ritual correspondiente de lavadoras y secadoras para dejar toda la semana lista. Entonces me lancé a la búsqueda de una estantería o similar económica y práctica para tal organización.
    Compré en Amazon una estantería montable de plástico con dos columnas y cinco filas para dejar preparada la ropa de los dos niños.Aclaro aquí que mis hijos duermen juntos, por eso utilizan la misma estantería.




    Entonces según voy sacando la ropa de la secadora (soy de la liga antiplancha y a mucha honra) voy dejando preparados les montoncitos para cada día.Ya veis que incluso ellos mismos se han acostumbrado a dejar su pijama y zapatillas encima de todo para la noche siguiente.
    Para las más maniáticas de la estética del orden , que no gusten de la imagen que da la ropa a la vista, hay opción de que cada hueco de la estantería tenga su puertita.

    A mi este método me ha dado tranquilidad. Cada noche pongo encima de todo la ropa del día siguiente y ellos, después del desayuno, ya la cogen y se visten solos. La preparo en un ratito los fines de semana o voy rellenando con la ropa limpia los huecos que se van vaciando (así la ropa va de la cesta al estante y me salto el paso armario).

    Pincha aquí para ver una estantería similar en Amazon.
    Aquí para la opción con puertas.
    Aquí una opción con motivos infantiles.


    ¿Y la comida?


    Batchcooking


    Pues para la comida, nada mejor que sumarse a la moda del Batchcooking. Lo que viene siendo darse un atracón de cocinar una mañana o una tarde pero a cambio dejar todo listo para gran parte de la semana.

    ¿Qué preparo yo en esas jornadas intensivas de cocinado? 


    Los cocinados que siempre hago son purés de verduras y lentejas. Si haces, por ejemplo, puré de calabacín para dos días, de calabaza para otros dos y lentejas para un día, ya tienes los primeros platos listos.
    Después intento tener acopio de verdura ya cocida para guarnición (brócoli, judías o menestra) y si te haces con un buen arroz que no se pase ni se apelmace puedes dejar hecho para un par de días.
    Después también tengo un par de recetas que puedo suelo preparar de las que siempre tiro e intento hacer en abundancia para arreglar también alguna cena.
    Prometo compartir mis recetas facilonas para cocineros pésimos próximamente.

    Para ver a una auténtica profesional del batchcooking os recomiendo la cuenta de instagram de @cocinandomelavida y su blog. A diferencia de mí, ella sí sabe cocinar. Además todo es cocina saludable y deliciosa.


    Preparados saludables

    Mi segundo consejo en cuanto a la comida es que os hagáis grandes amigas de los preparados saludables.
    Repetid conmigo: No pasa nada por comprar comida elaborada. No soy peor madre por ello.
    Lo importante es no abusar y buscar opciones saludables.

    Mis básicos:

    Os voy a descubrir el oro. Para días de locos y emergencias yo tiro mucho de productos elaborados de la marca Galifresh (aquí en Galicia se puede encontrar en supermercados Eroski).
    Tienen purés y otros elaborados con productos naturales, sin conservantes ni colorantes y utilizando aceite de oliva virgen. Os dejo un ejemplo para que podáis ver ingredientes y valores.



    Con el batchcooking, opciones elaboradas saludables y algo de magia de la sección para llevar del Mercadona, los enemigos de la cocina lo llevamos mucho mejor.


    Para finalizar, me gustaría decir que si comparto los productos o páginas que os recomiendo en este post es porque a mí me funcionan, me ayudan y me van bien. Nada es promoción. La única gratificación que espero es que me contéis que algo de lo que os recomiendo os ha ayudado u os ha facilitado la vida.

    ¡Un beso, torpes!
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    ¡Hola Torpes!

    Aunque sabéis que este blog va que cosas de la risa, de vez en cuando me gustaría compartir con vosotros contenido un poco más serio. O como en este caso, abriros un poquito más mi corazón y mostraros un poco más de mí.

    Os voy a hablar sobre un evento muy importante en mi vida: el nacimiento de mi primer hijo. Pero lo que quiero contaros es como lo viví, teniendo en cuenta que los hechos no se desarrollaron como yo me esperaba o como los había vivenciado anteriormente en mi entorno.

    Mi parto fue inducido, por fisura en la bolsa. Fue un parto muy llevadero, rápido y con un expulsivo fugaz. Durante todo el proceso yo ya me había hecho a la idea de que, nada más nacer, me separarían de mi pequeño para llevarlo a la unidad de neonatología y observarlo (recordad que tenía una fisura en la bolsa). Pero nada te prepara realmente para el momento en que, después de hacer el mayor esfuerzo físico y mental de tu vida y de verle la carita por primera vez a tu tan deseado primogénito, Él se irá en una cuna por el pasillo de la izquierda y tú por el de la derecha. Te quedas destrozada, contando las horas para poder bajar a verlo.

    Pensé que no se me cogería al pecho, pensé que podrían ver algo que lo mantuviera más tiempo en observación. Yo qué sé todo lo que se me pasó por la cabeza.

    Pero por fin compartimos habitación a las 24 horas del parto. Y ya me daba igual tener la habitación abarrotada de gente, que no consiguiera ponerlo al pecho y tuviera que pedir un biberón o incluso el dolor físico y el agotamiento. Ya todo era como debía ser.

    Conseguí que se agarrara al pecho a pesar de que la subida de la leche se estaba haciendo de rogar y cuando pensamos que nos darían ya el alta... booom! Tensión de mami por las nubes y día extra de ingreso (al final lo agradecería). Mando a mi marido a descansar a casa porque yo me encontraba como una rosa y segura en  mi nueva condición (maaaal).

    Os diré el porqué de agradecer día extra de ingreso y de la mala decisión la de mandar a papi a casa.

    Ya sola en la  habitación con mi pequeño, vi algo extraño y no era la primera que lo hacía. Mi madre había observado que movía de forma espasmódica el brazo derecho en un par de ocasiones. Se lo comunicamos a la enfermera que a su vez avisa al pediatra. Evidentemente, como era un gesto ocasional, no pudieron presenciarlo y nos dijeron a qué podría deberse y que avisáramos si se repetía. Y esa noche se repitió, y de qué forma... Me asusté pero recodando que el médico no fuera capaz de presenciar estos episodios, lo grabé con mi móvil.

    Al pasar la enfermera de nido le enseñé las imágenes. Sólo os diré que en cinco minutos me vi sin móvil, sin niño y totalmente sola y confusa. Llamé a mi marido, que creo que batió el récord de tiempo en el recorrido entre nuestra casa y el hospital, y comenzó el drama.

    Lo primero fue sentarnos en un despacho junto a la UCI pediátrica y enumerarnos las posibles causas de las convulsiones. Las palabras "hemorragia cerebral" y "meningitis" (entre otras) comenzaron a retumbar en mi cabeza. Pero si hace una hora y media le estaba dando el pecho en la habitación los dos tan pichis...

    Lo siguiente fue pasar a verlo. En una incubadora lleno de cables. Que sepáis que he borrado esa imagen de mi cabeza, con tippex claro, es decir, no está pero hay algo que te recuerda que lo viviste en su momento.

    Me mandaron a descansar. ¿Qué mas me podía pasar ya?
    Nunca preguntéis eso. Si ya la situación era dramática, en el mismo momento en que volvía a cama, me subió la leche. A lo bestia, cual erupción volcánica. Imaginaos a una mujer destrozada, llorando a moco tendido, ordeñándose en el sacaleches del hospital. Y la incertidumbre... eso era lo peor.

    Entonces empieza una nueva etapa. Pruebas médicas, descarta esto, eso otro también, la medicación funciona... El niño pasa a intermedios (fuera de la urna por fin) y ya podemos seguir con lo de la teta y tocarlo y todo eso tan normal con un recién nacido.

    Allí vimos pequeños valientes que cabían en la palma de la mano de sus padres o conectados continuamente a una máquina que los ayudaba a respirar. Piececitos y manitas minúsculas con ganas de vivir mayúsculas. Y padres al pie del cañón día tras día.
    Las conversaciones en el sacaleches eran de otro mundo. Conversaciones que nunca se deberían de tener entre padres. Conversaciones sobre trasplantes, sobre quimios, sobre meses y meses de ingreso... Allí comprendí lo que significa relativizar tus problemas. Aunque sea duro decirlo, mi hijo, en cierto modo, era afortunado. Nosotros éramos afortunados porque sabíamos que, tuviera lo que tuviera, viviría.

    Pasamos a la unidad de neonatología y continúan las pruebas. Os contaré como anécdota que un día entraba por la puerta de la unidad a las ocho de la mañana (mi jornada allí era de ocho a ocho, recostándome en una sala de espera cuando no era hora de visita y sin poder asear mi episiotomía en condiciones) y oí a un bebé llorar, uno de los cuarenta que había allí, y supe que era el mío al instante. En ese momento entendí lo que es ser madre y de qué va lo del instinto maternal. Efectivamente era el mío con tres enfermeros encima intentando sacarle sangre.

    En el próximo POST SERIO os seguiré contando la experiencia porque a partir de aquí todo se vuelve un poco más de color de rosa.

    Gracias por leerme, hoy más que nunca.

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    Historias de terror doméstico: Blanco impoluto.


    Marta tiene una cena hoy en casa de Antonio, un compañero de oficina de su marido. No es el mejor plan del mundo, pero al menos supone salir de la rutina. 

    Llegan a la puerta del bonito chalet (tarde, como casi siempre) y llaman al timbre. Presentaciones, apretones de mano y besos de rigor. 

    Al entrar en el salón, Antonio les sirve vino en unas bonitas copas. Marta se pregunta el motivo por el cuál ella nunca consigue mantener intactos cuatro de nada. Las cenas en su casa se componen de una vajilla heterogénea donde se mezclan vasos altos y elegantes (de eses le quedan dos) y los vasos de la Nocilla colección Rosario Flores. 

    Mientras los hombres charlan, Irene, la mujer de Antonio insiste en hacer un tour para enseñarle la casa. Como no...
    Le muestra una blanca e impoluta cocina, en la cual se podría llevar a cabo una operación a corazón abierto sobre la encimera, usando como instrumental el precioso juego de cuchillos Ginsu que luce glorioso en su soporte. 



    A la habitación de matrimonio, que parece sacada de una revista de hoteles de lujo, solo le faltan los cisnes elaborados con toallas en la posición «besito con el pico» y el bombón de bienvenida sobre los mullidos almohadones.
    Los baños, dignos de un anuncio de Viakal. Echó de menos la tira plástica que rodea el váter anunciando que acaba de ser limpiado y desinfectado.
    Y una habitación vacía reservada para los niños... 

    Vuelven al salón, cálidamente iluminado por el fuego de la chimenea. Marta mira hacia la entrada esperando ver salir a Ambrosio con la pirámide de Ferrero Rocher. 

    Irene se recrea explicándole los detalles de los elementos decorativos:

    - La alfombra está elaborada con una mezcla de lana turca y fibras de cachemir. Es ideal, ¿Verdad?

    - Sí, sí. Son las mejores, la nuestra también es de mezcla... (Y no mentía. De mezcla de macarrones secos y boñigas de plastilina).

    Durante la cena Irene pregunta a Marta sobre la maternidad, que cómo es la experiencia, que si son buenos los niños, si se portan bien...

    - Si, la verdad no podemos quejarnos...

    A la pregunta ¿Son buenos los niños?, Marta ha contestado SI. 
    Conchita, ¿Qué determina el polígrafo?
    Os podéis imaginar la respuesta.

    Ya en los postres, deciden hacernos partícipes de su felicidad porque...

    - ¡Estamos embarazados!

    Los felicitan con efusividad y mientras brindan Marta sonríe por dentro de forma maliciosa mientras barre la estancia como en los programas de televisión de reformas donde podemos ver el antes y el después.

    ¿Que qué hay en el después? Manos de chocolate en las paredes, grafitis de rotulador en el sofá beige de piel y el sonido inconfundible del roce de la cachemira y los macarrones crujiendo bajo los pies.

    Fin (Inspirado en hechos reales)

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    Me gustaría compartir con vosotros aquellos recursos audiovisuales que me han resultado interesantes por su particular visión sobre la maternidad. 
    Muchas veces, el ver reflejado en la pantalla aquellas cosas que nos suceden o preocupan, nos ayuda a normalizarlas y a dejar de lado el típico pensamiento de "ésto solo me puede pasar a mí". Además estos recursos suponen una estupenda forma de desconexión de nuestra rutina diaria. Espero que os sean de utilidad.

    La Torpe Serie de hoy es Workin' Moms.





    FICHA DE LA SERIE


    Título: Workin’ moms (Madres trabajadoras).
    Género: Comedia dramática.
    País: Canadá.
    Reparto: Catherine Reitman, Dani Kind, Juno Rinaldi.
    Temporadas: tres, con una cuarta temporada en producción.
    ¿Dónde verla?: Netflix.

    Para un grupo de madres que ha finalizado su baja de maternidad y lactancia ha llegado la hora de incorporarse de nuevo a sus trabajos. En ese momento descubrirán la dificultad de  equilibrar su vida familiar, laboral y de pareja.

    Nada que nos suene a novedad. Es la historia que muchas de nosotras hemos vivido en propia piel y que aquí se nos presenta aderezada con altas dosis de humor y descaro. 
    Es difícil que, como mujeres y como madres, no consigamos sentirnos identificadas con uno o incluso con varios de los personajes de esta serie y con las diferentes situaciones vitales que están atravesando.

    Una alta ejecutiva del sector de la publicidad que, tras tener a su primer hijo, encara una realidad que no le permite seguir ascendiendo en su carrera profesional sin renunciar al cuidado de su bebé. 
    Una agente inmobiliaria que atraviesa una depresión postparto que está comenzando a hacer mella en su relación de pareja. 
    Una madre que no es capaz de crear el vínculo afectivo esperado con su recién nacida. 


    Una psicóloga que ve como su niñera conecta mucho mejor con su hija pre-adolescente que ella. 
    Y todas ellas acudiendo a un grupo de madres recientes (con supermamá odiosa de por medio) para compartir sus preocupaciones, experiencias y sentimientos.

    No hay tabúes en esta serie. El sexo tras la maternidad, la cara menos idílica de la lactancia, los sentimientos negativos que pueden manifestarse durante el postparto, los problemas de pareja y la infidelidad son algunos de los temas que se tratarán a lo largo de la trama.


    La serie además presenta un formato muy adecuado para gente que dispone de poco tiempo que dedicar a estos menesteres. Capítulos muy dinámicos de menos de 30 minutos y temporadas relativamente cortas (13 capítulos cada una).
    Os animo encarecidamente a darle una oportunidad. Workin’ moms es la comedia sobre maternidad que necesitábamos. Una visión real, honesta y sin edulcorar de las dificultades que entraña la crianza en la sociedad actual.

    Lo mejor: Verte reflejada en muchas escenas y darte cuenta de que esas cosas no solo ocurren en tu casa. El estupendo reparto.

    Lo peor: Puede que haya personajes excesivamente estereotipados.

    A pesar de que el tráiler está en VO la serie está doblada al español en la plataforma

    (Imágenes y vídeo extraídos de Netflix) 

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    Si has llegado hasta mí, es porque probablemente reúnes las cualidades a las que hago referencia en el título de mi blog sobre la maternidad. 
    ¿Eres una madre o padre torpe? ¿Tienes la sensación de que lo haces todo al revés? ¿La maternidad te supera? Pues si quieres encontrar la solución, aquí no es. 

    Yo estoy igual o peor que tú. No soy una gurú de la crianza, ni lo pretendo. Hay gente maravillosa en la red que ha trabajado y estudiado mucho para dar consejos de forma profesional acerca del parto, la lactancia, las distintas etapas de nuestros hijos e hijas y mucho más. No dudes en compartir tus dudas con ellos y ellas. A mí me han servido de ayuda en muchas ocasiones.

    Esto es otra cosa. Escribir es mi vía de escape y ojalá, algún día, la vuestra lo sea el leerme. 

    Al cumplir mi hija pequeña su primer año de vida, mutó sin previo aviso en un pequeño Gremlin incapaz de estarse quieto. Lo tocaba todo, lo rompía todo, lo ensuciaba todo. No podía apartar la mirada de ella ni un minuto. Absorbía todo mi tiempo y yo estaba a punto de estallar.

    Tenía dos opciones: tragarme mi estrés y desesperación hasta que se me hiciera bola o buscar una forma de canalizar eses sentimientos en alguna actividad productiva. Y así comencé a escribir relatos de humor inspirados en aquellas escenas cotidianas que me sacaban de quicio y me agotaban día tras día.
    Cuando perdí la vergüenza inicial empecé a compartir mis textos con las madres de mi entorno y, no sólo se reían con ellos, también se sentían identificadas. Entonces pensé que podría divertir y ayudar a otras madres y padres a través de las redes. 

    Así que si eres de los que cantan la canción de los Super Wings en la ducha, de los que cocinan como para hacer llorar Chicote o de los que olvidan que había que llevar una pandereta a la función de Navidad del colegio... éste es tu sitio.


    A veces, ver que no estás solo en tu torpeza te levanta el ánimo. Ya se sabe que mal de muchos, consuelo de tontos.

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    Sobre mí

    Madre y torpe

    Soy madre de dos retoños. Un niño cariñoso con mucho carácter y una pequeña tormenta que pone mi vida patas arriba. Cocino igual que plancho: sin ganas y mal. Soy cinéfila y seriéfila y procrastinadora profesional.

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